

Chapter 6: The Portfolio
Season 2 Episode 6 | 1h 10m 2sVideo has Closed Captions
Victor and Vidal make a mistake that delivers a big blow in the investigation.
To ensure the arrest of the killer, Victor and Vidal make a mistake that represents a hard blow in the investigation.
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Chapter 6: The Portfolio
Season 2 Episode 6 | 1h 10m 2sVideo has Closed Captions
To ensure the arrest of the killer, Victor and Vidal make a mistake that represents a hard blow in the investigation.
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Learn Moreabout PBS online sponsorship-¿Qué pasa?
-Dímelo tú, Víctor.
-Si es que te llamas así.
-¿Qué haces con mi teléfono?
Sé que eres policía.
[Leduc] No podemos mantener a Víctor dentro del hospital, la doctora Yagüe podría hablar en cualquier momento y pondría en riesgo toda la misión.
No lo hará, ella está dispuesta a colaborar y no va a delatarme.
Con ella podemos llegar a sitios a los que no tenemos acceso.
Controla todo y cada uno de los pasos que dé, que haya descubierto tu identidad no la hace menos sospechosa.
He tenido muchos, muchísimos casos tan complicados como este o más, pero aquí hay un problema: usted déjeme tomar las riendas y le aseguro que empezaremos a tener resultados.
Hable con doña Adela, dígale que ya me he cansado y que no me voy a seguir callando.
¡Dígale que si piso la cárcel, pienso contarle todo!
¿Es él o no?
¡Libérame de una puta vez!
Es él.
¿Está segura?
Cuando me metieron en el maletero del coche y me pusieron el pañuelo en la boca, vi un tatuaje, como una telaraña.
Un testigo acaba de reconocerle.
Usted agredió a la doctora Guzmán.
en unas horas vendrá el furgón para trasladarle a prisión.
Debería hablarle a Ginés.
Me dijo que si acababa en la cárcel, hablaría con la policía.
¿Sabes que quería quedarme con la foto que estáis los tres con el niño?
He estado buscando la cartera por toda la casa y aquí no está.
Hablaré con la policía.
Yo no sé qué hacer con esto, me lo ha entregado un celador, la he encontrado en el crematorio, es una prótesis de rodilla.
¿Cómo sabe que era de Enrique Méndez?
Tiene un número de serie, lo he contrastado con el de su historial médico y coinciden.
Necesito hablar contigo, es sobre Enrique.
Su suegra dice que salió de casa y no lo ha vuelto a ver.
¿Tú sabes algo?
A lo mejor se ha ido unos días de viaje.
No lo sé, ¿sin ni siquiera llevarse sus medicinas?
-¿Qué "medicinas"?
-Llevaba una prótesis.
[Alain] Miguel Manrique era amante de Isabel y está involucrado en la muerte de su marido.
[Casas] ¿Tenemos pruebas?
[Alain] Le vi buscando la prótesis en el horno.
Justo después de buscar la prótesis, fue a sacar un billete de avión para esta misma noche.
-¿Qué más necesitamos?
-Una prueba.
Solo son pruebas circunstanciales, nada sólido que llevar ante un juez.
[Vidal] ¿Estás de acuerdo con esto?
Ya has escuchado al comisario, no podemos hacer nada.
No sin pruebas.
Y no las hay.
No cuesta nada que las haya.
[Víctor] ¿Tú sabes si mi padre ha pedido permiso para poner micros en el coche de la doctora Yagüe?
Desde que el franchute y tú pusiste los micros no se han vuelto a colocar ni uno más.
Ven al hospital ahora mismo, y no le digas nada a nadie.
[Vidal] Qué cabrón es ese gabacho.
Esta gente solo quiere salvar su culo.
Tenemos que detener a Miguel cuanto antes.
Hagámoslo a tu manera.
[Vidal] Tenemos razones para creer que una persona de este departamento está involucrada en el asesinato de Enrique Méndez.
[directora] Inspector, parece que han encontrado algo.
Esa es mi mesa.
Lo siento, hijo, pero tienes que acompañarnos a comisaría.
[suena música de misterio] -¿Cómo vas a explicar esto?
-Deja de preguntar, hijo.
Bastante voy a tener con el interrogatorio de los jefes.
¿Qué significa esto?
Alain Julliard, detenido por la muerte de Enriquez Méndez.
Llévenselo.
Tú vienes con nosotros.
Llama a Víctor.
Ahora.
[suena música de suspenso] -Miguel Manrique es culpable.
-Claro que lo es, tan culpable como vosotros dos.
¡Han alterado la escena del crimen, han manipulado pruebas y han culpado a un inocente, un compañero!
A ver, comisario, es un error, cambió la prueba de sitio.
Se les dio la orden clara de no hacer absolutamente nada.
¿Así es cómo controla a sus hombres?
Hacen lo que les da la gana.
¿Y vosotros?
No recuerdo el momento en el que se os dio permiso para ponerle micrófonos a Belén.
¿O es que os olvidasteis de contárnoslo, eh?
-¿Qué más nos ocultáis?
-Víctor.
Queréis resolver este caso a toda costa.
Y si es sin nosotros mejor, ¿verdad?
Basta.
Salid de aquí.
-¡El forense es culpable!
-[gritando] ¡Fuera!
[sirena sonando] ¿Has puesto micrófonos a la doctora Yagüe?
Que usted esté dispuesto a fiarse de ella no significa que nosotros vayamos a dejar la investigación en manos de una sospechosa sin garantías.
¿Eso es un sí?
Ya le dije que el trabajo en equipo no era mi fuerte.
¿Sin orden judicial?
[Casas ríe] Por el amor de Dios, ¿con qué clase de gente estoy trabajando?
No le permito que me compare con esos dos inútiles.
Sus hombres van a ir a la cárcel.
Por favor.
Han manipulado la escena del crimen, han falsificado pruebas y han puesto en peligro la identidad de mi agente.
-¿Va a denunciarlos?
-Por supuesto.
A no ser que alguien demuestre un poco de responsabilidad en este país.
Yo no presento la denuncia y usted da un paso atrás.
¿Qué me dice?
¿Está dispuesto a ceder el mando por sus hombres?
[suena música dramática] [Casas grita] [suena música dramática] Ahí viene.
Eh, solo queríamos meter a la cárcel a un asesino.
Cállate, Vidal, por favor, cállate.
No os podéis hacer una idea de lo mucho que me habeís decepcionado.
Claro que puedo, es una constante en mi vida.
No, Víctor, para, no quieres empezar con esa guerra ahora.
Perfecto.
Sigue echándonos la bronca.
Os aseguro que no es por falta de ganas.
Quiero informaros de que a partir de ahora tendréis, tendremos que responder ante la comisaria Leduc.
Y una mierda.
Yo seguiré vinculado al caso, pero ella tiene el control.
[Víctor] ¿Y ya?
¿Renuncias sin más?
¿Qué pasa?
¿Que te avergüenzas de nosotros?
¿O es que no quieres que nuestras cagadas te salpiquen, eh?
Habéis metido en el calabozo a un compañero, dáis gracias de seguir en el caso.
[Leduc] No voy a hacer sangre de esta situación.
Supongo que el comisario Casas les ha contado las novedades.
Solo les voy a hacer una pregunta: ¿quieren seguir en el caso?
¿Qué quiere que hagamos, comisaria?
Miguel Manrique cree que con la detención de Alain todos sus problemas se han solucionado.
Vuelva al hospital y siembre la duda, que sienta el aliento de la sospecha.
Y usted, haga lo que mejor sabe hacer: sacar de quicio a la gente.
Interróguele y que le quede claro que sabemos que Alain es inocente.
¿Qué le parece, comisario?
Usted está al mando.
Si es lo que quiere, agitemos el avispero.
[suena música de suspenso] ¡Inspector Vidal!
Sea lo que sea, no tengo mucho tiempo, tengo una biopsia que hacer y esta autopsia.
Ya sabe que me he quedado sin ayuda.
No creo que aquí al fiambre le importe mucho -que lo raje más tarde.
-[Miguel] Muy bien.
Solo le robaré un par de minutos.
Usted dirá.
Venía a preguntarle sobre su compañero francés.
Una sorpresa este muchacho.
-¿Ni tanto?
Ni tanto.
-Sí.
Sí.
Si le digo la verdad, entre usted y yo, no creemos que sea el asesino.
¿Cómo que no?
Usted encontró... lo que fuera en su mesa, ¿hmm?
Pudo ponerlo alguien del hospital.
Si algo me ha enseñado este caso, es a desconfiar de los compañeros de trabajo.
Bueno, eso es una tontería.
¿Quién iba a querer tenderle una trampa?
Permíteme que le responda con otra pregunta: ¿por qué cree usted que Alain es el asesino de Enrique Méndez?
Tenía comportamientos extraños.
"¿Extraños?".
¿De qué tipo?
Se ausentaba mucho del trabajo.
[Vidal ríe] Si escaquearse del trabajo fuera delito en España, medio país estaría enchironao.
Yo me refiero a cuando desaparecieron Isabel Freire y la psiquiatra, ¿adónde estaba el francés?
¿Estaba aquí o estaba escaquiándose?
Eso no lo sé, yo estaba aquí cuando desapareció Isabel Freire.
No lo sé.
Y con la doctora Guzmán, ¿dónde estaba?
¿Él o yo?
Él, claro.
Es que me parece un poco raro que matara al marido de su... -Usted ya me entiende.
-Isabel.
No tenía motivos.
No lo sé.
A lo mejor, Enrique descubrió que él era el asesino.
Nos hubiera llamado a nosotros, es lo lógico.
No lo sé, inspector, a lo mejor actuó de forma impulsiva.
A veces la gente pierde los nervios, ¿sabe?
Ya.
Bien.
Hmm.
Tiene sentido, sí, tiene sentido.
Enrique Méndez le descubrió quién era el asesino, se plantó aquí en el hospital buscando guerra.
Suerte que no supiera lo suyo con su mujer.
Ese comentario está fuera de lugar.
Si no le impronta, tengo trabajo.
Claro.
Eh, eh, y una última pregunta.
¿De verdad disfruta usted abriendo muertos?
Los muertos son más fieles que los vivos, inspector.
Yo no estaría tan seguro.
[Vidal] Si lo que quería es que el forense sudara la gota gorda, lo he conseguido.
Lo mismo le ha dado un infarto antes de que podamos detenerle.
¿Seguimos teniéndolo vigilado?
[Vidal] No podrá dar un paso fuera del hospital sin que nuestros hombres lo sigan.
Perfecto.
¿Se puede saber que vamos a hacer ahora, hmm?
Catherine sigue desaparecida y todo mi trabajo como infiltrado se ha ido a la basura.
Cuando detengamos a Miguel Manrique, puede que no haga falta que vuelvas a infiltrarte.
Ya.
¿Y cómo vamos a detenerle?
¿Tienen alguna prueba que no sea falsa?
De momento, no, pero es cuestión de tiempo.
¿Y mientras?
Mientras tendrá que seguir detenido si no queremos que duden de su identidad.
Perfecto.
Dé las gracias a sus hombres.
Tómeselo como un cambio de misión.
Ha pasado de estar infiltrado en el hospital a infiltrarse en el calabozo.
Y le aseguro que no le va a faltar trabajo.
Yo no he hecho nada.
Eso es lo que dicen todos, ¿verdad, señor Castillo?
No puedo decir otra cosa, comisaria.
Lo sé, por eso va a pasar otra noche en prisión.
Si eso le parece duro, piense en su nueva vida.
Disfrute de su compañía.
No estará aquí por mucho tiempo.
[suena música dramática] [cerradura cruje] Se supone que tú eres mi nuevo cómplice.
Han encontrado algo en mi mesa, pero yo no he hecho nada.
Esa gente ya no sabe a quién cargarle el muerto.
Pero, al final, ya te lo digo yo que el que se lo va a comer todo es el celador de mierda, que no tiene un duro ni padrino que le defiendan.
Pero esa gente no sabe con quién se la está jugando.
¿Qué "gente"?
Nadie.
Ginés, ¿estás encubriendo a alguien?
No.
¡Si sabes algo, habla, joder!
A mí me han tendido una trampa.
Soy inocente y puedo probarlo, pero tú sigues aquí después de tantos días, es que estás muy muy jodido.
Tienes razón, Ginés.
Te han elegido como cabeza de turco, pero no por pobre, ¿eh?, sino por cobarde.
-No soy un cobarde.
-[Alain] ¿No?
Entonces, ¿por qué no hablas?
¿A qué tienes miedo?
[suena música dramática] [Daniel] Perfecto.
Compresas.
[Víctor] ¿De verdad creéis que Alain haya tenido algo que ver?
[Miguel] ¿Por qué no?
[Víctor] Porque llegó a este hospital después de la desaparición de Catherine.
[Miguel] ¿Y?
Además, es francés como ella.
[Miguel] A lo mejor se conocían de antes, ¿no?
[Daniel] Quizás, puede ser... [Víctor] Ya.
¿Y tú?
Eres español como Isabel, ¿tuviste algo que ver con su muerte?
[Miguel] No.
Pero sé que han encontrado algo en su mesa.
[Silvia] ¿Y se sabe qué es lo que han encontrado?
[Miguel] Un martillo manchado de sangre.
[Víctor] Podría haber sido puesto, alguien ahí.
[Miguel] ¿Y tú por qué le defiendes tanto?
[Víctor] ¿Y tú por qué estás tan empeñado en cargarle el muerto a tu compañero?
[Miguel] ¡Esto es el colmo, hombre!
[Silvia] Sea culpable o no, tenemos que seguir trabajando.
Por favor, -vamos a tranquilizarnos, ¿no?
-[Miguel] Sí.
Gracias, Silvia.
[Miguel] Señores, nos calmamos un poco, por favor.
-[Miguel] OK. -[Daniel] Doctora Yagüe, -¿qué hace aquí?
-[Yagüe] Bueno, es mi paciente.
Solo quería comprobar que seguía bien.
[Daniel] Miguel, ¿necesitas más muestras?
[Miguel] No, gracias.
Es suficiente.
[Daniel] Doctora Yagüe, por favor, abandone el quirófano.
[Yagüe] Pero... [Daniel] Por favor.
[suena música de suspenso] -Víctor... -Siento... ...¿qué me estás ocultando?
A mí no me engañas.
Si defiendes tanto a Alain, es porque sabes que no es el asesino.
¿Por qué le defiendes, Víctor?
No tiene sentido que sea él.
Me pediste que confiara en ti.
Confía tú ahora en mí.
Quiero ayudar, ¡puedo ayudar!
Sabemos que Miguel Manrique es el asesino de Enrique Méndez.
-¿Qué?
-Pero no podemos probarlo, ¿eh?
Por eso sé que el francés es inocente.
¿Pudo haber matado a Isabel también?
Es posible.
Ella no quería abortar, y a la larga, se hubiera sabido y acabado con su vida perfecta.
Qué hijo de puta.
Belén, esto es entre tú y yo, nadie puede saber que te lo he dicho, ¿me oyes?
-Déjame ayudar.
-Ni de broma.
-Por favor.
-Es peligroso.
Esto es cosa nuestra, Belén.
¿Qué váis a hacer?
Confía en mí.
[suena música dramática] [Vidal] Comisaria.
¿Sí?
A ver, ¿cómo le digo esto sin que se me cabree?
Adelante, hable.
Es que venía en el coche dándole vueltas, y no sé si se habrá equivocado.
¿En qué me he equivocado?
Que conste que a lo mejor es cosa mía que me estoy excediendo en el cumplimiento de mi deber.
Inspector, no tengo todo el día.
Hmm, ¿no cree que se nos está viendo el plumero con esto de poner nervioso al forense?
Pero ha funcionado, ¿no?
¿Por qué lo dice?
Para mí, que con este pájaro, muerto el perro, se acabó la rabia.
¿Puede hacer el favor de hablar claro?
Quiero decir que como su mujer no puede cogerle con los pantalones bajado, pues, se le acabaron los problemas.
Un clásico español.
[suena música de suspenso] [Leduc] Necesito las fotos de Miguel Manrique con Isabel Freire.
¿Qué va a hacer con ellas?
Quiero enseñárselas a su mujer.
Si mató a Enrique Méndez para mantener en secreto su lío con la enfermera, se acabó el secreto.
Va a destrozarla.
La vida de esa mujer la destrozó su marido hace mucho tiempo, solo vamos a adelantar lo inevitable.
Cuanto menos apoyo tenga Miguel Manrique, antes se delatará.
[suena música de suspenso] Estoy buscando a Elena Manrique.
Sí, soy yo.
[Leduc] ¿Es usted la mujer del doctor Miguel Manrique?
Sí.
¿Y usted es?
Sophie Leduc, comisaria de policía.
¿Ocurre algo?
¿Mi marido está bien?
-¿Podemos hablar en privado?
-Sí, claro.
Pase.
[suena música dramática] [Víctor] Está entrando.
[suena música dramática] Cariño, ¿qué haces aquí?
Te estabas tirando a esa enfermera.
No sé de qué me hablas.
Eres un hijo de puta.
-Elena, por favor.
-No me toques.
[gritando] ¡No me toques!
Entre esa mujer y yo no pasó nada, te lo juro.
-¿No?
-No.
[crujidos] Ni siquiera tienes el valor de reconocerlo.
Te he dado todo lo que has querido.
Mi familia te pagó una carrera cuando todavía eras un muerto de hambre.
Has vivido a cuerpo de rey durante todos estos años y me lo pagas así.
Elena, esa mujer no significó nada para mí.
Te lo juro por los niños.
Fue un error.
"¿Los niños?".
¿Ahora piensas en ellos?
Elena, por favor, los niños, no.
Olvídate de ellos.
Olvídate de mí.
Olvídate del dinero.
Ni se te ocurra volver por mi casa.
[sollozos] [Elena llora] [Miguel] ¡Elena!
¡Elena!
[sollozos] ¡Elena!
[suena música dramática] [timbre de teléfono] [suspiro] Sí, ¿quién es?
¿Sí?
¿Quién es?
No estoy para bromas, ¿eh?
Sé que mataste al marido de Isabel.
¿Qué?
Hijo de puta.
¿Quién eres?
Eso da igual.
Yo no he matado a nadie.
[Víctor] Te espero en dos horas en la azotea del hospital.
[suena música de suspenso] ¿Estás seguro de que acudirá al encuentro?
[Víctor] Es culpable.
Por la voz se notaba que estaba asustado.
No va a ir a ningún sitio sin saber quién le ha amenazado.
Y ya ha matado a una persona.
Tendré cuidado.
Aun así, habrá un equipo apoyándote.
Vidal estará en la furgoneta grabándolo todo.
Y en caso de peligro, no tardaremos en entrar en acción.
Yo me encargaré del trabajo de campo.
No os preocupéis, sé cuidarme solo... desde pequeño.
-Eh.
-No te quedó, que si no, se te va a quedar el pecho como el culo de un niño.
Yo tenía entendido que los jóvenes os depilais todo.
Sí, claro, solo de cintura para abajo.
¿Y eso le gusta a la Yagüe?
Bueno, mi mujer me ve con el Vidalín depilado y le da un infarto.
¿Vamos a estar así mucho tiempo?
-Vidal, por favor.
-Sí, señor.
Es muy importante que consigamos la confesión de Miguel Manrique.
Tiene que ponerlo entre la espada y la pared, solo así podremos llevarlo ante el juez.
Lo haré.
Espero que no falle otra vez.
¿Lo ve?
Estamos a punto de atrapar al asesino.
Puede que sea nuestra última oportunidad de encontrar a Catherine Le Monnier.
Si me hubiera dado el mando desde el principio... En España tenemos un dicho: "No vendas la piel del oso antes de cazar".
Ese oso va a ser mío, y entonces me dará las gracias.
[suena música de suspenso] Mira, Víctor, no te lo había dicho antes, pero quería pedirte disculpas por haberte metido en problemas con tu viejo.
Hicimos lo que teníamos que hacer, tú no me obligaste nada.
Ya, pues, pero si no te hubiera dicho que pusiéramos la prueba al cabrón ese... Olvídalo, no es culpa tuya.
Si quieren echarme del cuerpo, puedo ganarme la vida, pero de muchas formas.
Sí, enfermero.
[Vidal] Ya casi es la hora.
[suena música de suspenso] -Doctor Manrique, ¿va todo bien?
-Sí, perfectamente.
Entiendo que mis médicos de Urgencias corran de esta manera por el hospital, pero ¿usted?
Tiene razón, ¿eh?
Tenía la cabeza en otro lugar.
Perdón.
-¿Seguro que está bien?
-Sí, sí.
-Tiene mala cara.
-No, no, no, estoy perfectamente, de verdad.
Gracias.
Solo tengo un poco de prisa.
[suena música de suspenso] [timbre de teléfono] ¿Comisario?
-¿Dónde está?
-[Leduc] A punto de subir.
Bien.
Todo el mundo atento.
Empieza la fiesta.
-¿Subes?
-Sí.
¿A qué planta vas?
A la cuarta.
Ah, bueno, entonces vamos a la misma.
[timbre suena] Vidal, tenemos un problema, la doctora Yagüe ha entrado en el ascensor con el sospechoso.
¿Qué cojones hace ahí?
¿Qué pasa, Vidal?
Tu amiga la Yagüe, que se ha colado en el ascensor con el forense.
Esperemos que no la cague.
[suena música de suspenso] He oído que dejas el trabajo.
Ah, no se pueden tener secretos en este hospital.
No.
Al final, uno se acaba enterando de todo.
Ah.
Salvo de quién mató a Isabel.
No creo que tarden mucho en dar con el asesino.
Eso espero.
Igual que no van a tardar en dar con el asesino de Enrique.
¿Enrique?
El marido de Isabel.
¿Han matado a Enrique?
Pero... ¿cuándo ha sido?
No sé, dímelo tú.
¿No tendrás algo que ver con la llamada de antes?
Solo quiero que pagues por lo que has hecho.
[chasquido] Miguel.
[Leduc hablando en francés] [timbre de teléfono] ¿Qué pasa, comisario?
[Leduc] Tenemos un problema, se ha parado el ascensor.
¿Se ha parado o lo ha parado?
No estoy segura.
Puede que haya sido el doctor Manrique.
La doctora Yagüe está con él.
-¿La doctora Yagüe?
-[Leduc] Sí.
Hay que sacarla de ahí cuanto antes.
Lo último que necesitamos es una víctima más.
Estamos en ello.
Vidal, necesito saber qué está pasando en ese ascensor ahora.
Está parado.
Sí, comisaria.
-Víctor.
-¿Qué pasa, Vidal?
¿Tú le has dicho algo a la Yagüe de lo del forense?
No.
¿Por?
Porque se ha quedado encerrada con él en el ascensor.
Pensamos que puede estar en peligro.
Miguel, guarda el bisturí.
¿Por qué me obligas a hacer lo que no soy?
Yo no soy un asesino.
No tiene sentido que lo sigas negando.
[estática] La doctora Yagüe lleva un micrófono en su bolso.
Busque su frecuencia.
Vayan, ya han parecido más micros.
No es momento para eso, Vidal.
Víctor, aparte del coche, los gabachos pusieron otro micro en el bolso de Belén.
[Víctor] Al menos ese puede servir de algo.
Yo voy a la sala de motores.
Oye, pero no oigo nada.
Lo mismo y ni lleva bolso.
[Víctor] Eso o hay una zona de sombra en el ascensor y no llega la señal.
Mira, yo voy contigo.
No sé cómo la vamos a sacar de ahí, pero cuanto más seamos, mucho mejor.
[suena música de suspenso] Escucha, escúchame, escúchame, la policía ya sabe que tú eres el asesino.
-¡Eso no es cierto!
-¡Sí lo es!
Saben que mataste a Enrique, si te entregas, puede que las cosas no sean tan difíciles para ti.
¡Yo no he hecho nada!
Hay que poner en marcha el ascensor, que se abran las puertas o lo que sea, pero no puedo.
[jadeos] -Déjame a mí.
-Venga.
De esto no entiendo.
[suena música de suspenso] [susurrando] ¿Qué haces?
¡Te vas a matar, cojones!
-¿Qué haces?
-No me queda nada.
Piensa en tus hijos.
¡Cállate, cállate o te juro que...!
¿Que qué?
¿No tienes lo que hay que tener, Miguel?
Maté a Enrique, sí.
No me costará nada acabar contigo.
[suena música de suspenso] [Miguel] ¡Ahora vas a venir conmigo!
Vidal, ¿Qué está pasando?
No sé, alguien debe de haberlo puesto en marcha.
Pues páralo, ¡joder!
[suena música de suspenso] ¿Qué pasa?
[gritando] ¡Ayuda!
¡Por favor!
¡Ayúdeme, por favor!
¡Que alguien me saque, por favor!
¡Cállate, cállate, cállate!
¡Te juro que te mato!
[Miguel] ¡Te juro que te mato!
Si vuelves a gritar, te juro que te mato.
Miguel, por favor, basta.
[Miguel] Te he dicho que te calles, te he dicho que te calles.
[sollozo] [golpe] [Víctor] Está bien.
[Leduc] Llévenselo.
Tenemos mucho que hablar con el doctor Manrique.
Porque, o me equivoco, o no hemos conseguido su confesión.
Del micro de Víctor, evidentemente no.
¿Y del micro que llevaba la doctora Yagüe en el bolso?
Pues al parecer había una zona de sombra y no llegaba la señal, o eso, o que la tecnología francesa no vale un carajo.
Mierda.
Si no le hubiéramos dado alas a la doctora Yagüe, no se hubiera echado todo a perder.
¿Dónde está Víctor?
Con la Yagüe.
Se ha jugado el pellejo para salvarla.
Es verdad que algunas veces no hace las cosas según las normas, pero ese niño tiene un par de huevos.
¡Yo solamente querías saber por qué había matado a Enrique y si había matado a Isabel, nada más!
¡Has echado a perder una operación policial!
Te dije que no hicieras nada sin consultarnos.
Lo siento, de verdad, yo... Íbamos a grabar la confesión de Miguel por el asesinato de Enrique y ahora no tenemos nada.
-¡Lo has jodido todo!
-Verdad... ¡Di la cara por ti, Belén!
Esa grabación era lo único que nos hacía falta para llevarlo ante un juez, ¿entiendes?
¡No soy estúpida, Víctor!
No me voy a meter en un ascensor con un asesino para nada.
[pitido electrónico] [Yagüe] Piensa en tus hijos.
[Miguel] ¡Cállate, cállate o te juro que...!
[Yagüe] ¿Que qué?
¿No tienes lo que hay que tener, Miguel?
[Miguel] Maté a Enrique, sí.
No me costará nada acabar contigo.
[pitido electrónico] ¿Tiene algo al respecto que decir, señor Manrique?
No puede negar que esa es su voz.
Ningún juez va a aceptar esa grabación.
Belén me grabó sin mi consentimiento.
Normal, teniendo en cuenta que iba a matarla como mató a Enrique Méndez.
¡Yo no he matado a nadie!
[golpe] [Casas] No nos haga perder el tiempo, tenemos su confesión y tenemos la prótesis de Enrique Méndez que usted olvidó en el crematorio después de quemar su cadáver.
¿Quiere que siga?
Nadie va a librarle de pasar una buena temporada en la cárcel.
Pero si nos dice dónde tiene a Catherine Le Monnier, quizá pueda reducir su condena.
Yo no sé dónde está esa chica.
[Casas] Señor Manrique, se lo repito: ¿Dónde está Catherine Le monnier?
Ya les he dicho que no lo sé.
Apenas la conocía, le juro que yo no le he hecho nada.
Igual que no le ha hecho nada a Enrique Méndez ni a ninguna de las compañeras del hospital.
Claro que no.
[Casas] Señor Manrique, piense por un momento en su familia, piense en sus hijos.
¿Cómo cree que se van a sentir sabiendo que su padre es un asesino y un secuestrador?
Tendrán que mudarse, cambiar de colegio.
Posiblemente incluso de apellidos.
Van a vivir con ese estigma el resto de sus vidas.
Yo no les he hecho nada a esas chicas, de verdad.
¿Y a Enrique?
Fue un accidente.
Yo no quería hacerle daño, se lo juro.
-Entonces, ¿lo reconoce?
-Sí, sí, joder.
descubrió que Isabel y yo teníamos un lío y...
Vino al hospital a amenazarme, Dijo que, que iba a contárselo a mi mujer y... y entonces discutimos y... -Le mató.
-¡No!
Intenté que entrara en razón.
Entonces, él intentó, intentó darme un puñetazo y yo, y yo me defendí.
Me defendí y, y le empujé y él cayó y yo... Perdió el control, se cayó, no sé.
Me asusté.
Yo no quería hacerle daño, tienen que creerme.
Si le creemos o no, no va a devolverle la vida al señor Méndez.
Lo sé, estoy dispuesto a pagar por lo que he hecho, pero bajo ningún concepto voy a cargar con el resto de los crímenes.
Entonces, no mató a Isabel Freire.
-¡Claro que no!
-¡No le creo!
¿Dónde estaba cuando desapareció?
Ya se lo he dicho al comisario, estaba solo en mi despacho, leyendo unos informes forenses.
¿Y cuando secuestraron a Sara Guzmán también estaba en su despacho?
No, estaba en casa.
Pregúntele a mi mujer.
¿Y durante el ataque al enfermero Víctor Cepeda?
No lo sé.
En casa seguro.
Pasa muchas horas últimamente allí.
Nadie diría que trabaja en el hospital.
Mi hija ha estado enferma y he cambiado de turno.
Mi mujer se lo puede confirmar.
Se lo preguntaremos, pero ahora que sabe que la engañaba con Isabel Freire, quizá no quiera ser su coartada.
Usted se lo contaron, ¿por qué?
Señor Manrique, esa debería ser ahora mismo la última de sus preocupaciones.
Le juro, le juro que yo no he hecho nada a Isabel ni a Sara ni a Catherine Le Monnier, ¡se lo juro!
Eso ya lo veremos.
[suena música tensa] No me queda más remedio que reconocerle, en hora buena.
Merci.
¿Cree que dice la verdad?
Se reafirma que el día de la desaparición de Isabel Freire estaban en el despacho.
Nadie puede corroborarlo.
Ni tampoco desmentirlo.
En cambio, sí que podríamos averiguar si su cuartada es cierta.
La de la desaparición de Sara y el ataque a Victor.
Vidal, llame a la mujer del doctor Manrique, necesitamos hablar con ella.
Y ya va siendo hora de que saquemos a Alain del calabozo.
Sí, comisaria.
[Ginés] Y me quejaba yo de la comida del hospital, qué asco.
Pues prepárate para la de la cárcel.
Aunque claro, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?
Sabía que no me fallaría.
[oficial hombre] Ese no, el otro.
[suena música de suspenso] Lo siento, tío.
Dile a doña Adela que se me está agotando la paciencia, que o me saca de aquí ya o llevo a la policía al jardín.
¿Al jardín?
¿Qué jardín?
Dile eso, ella sabe de qué le hablo.
[suena música de suspenso] [Leduc] ¿Doctor Julliard?
Siento las molestias, al comisario Casas y a mí nos gustaría hablar con usted un momento.
Gracias, puede retirarse.
¿Ha sacado algo del celador?
Poco cosa.
Según él, hizo algo no tan grave como un asesinato, pero si lo cuenta, puede llevarse a alguien por delante.
¿Alguna sospecha de a quién puede estar protegiendo?
Bueno, me ha dado un mensaje para doña Adela.
Dice que si no le ayuda, llevará a la policía al jardín.
"¿Al jardín?".
Supongo que para doña Adela tendrá sentido.
Hmm.
Luego hablaremos de eso, de momento, ni una palabra a los españoles.
Pero ellos pueden ayudarnos a investigarlo.
Esa gente es incapaz de ayudarse a sí misma, a partir de ahora, mando yo.
Y van a enterarse lo justo y necesario, ¿de acuerdo?
D'accord?
D'accord.
Siéntese.
No hace falta, he tenido tiempo de estar sentado allá abajo.
No te quejes tanto, hijo, que yo llevo todo el día de aquí para allá.
Después de lo que ha hecho debería ser usted quien pase un buen tiempo sentado en el calabozo.
Eh, necesito un café, ¿alguien quiere un café?
No.
Lo importante ahora, es que por fin hemos detenido a Miguel Manrique.
La doctora Yagüe ha estado a punto de tirar por la borda todo nuestro trabajo, pero finalmente Víctor ha conseguido liberarla y detener al doctor Manrique.
¿Có-Cómo que liberarla?
¿Belén está bien?
Perfectamente.
¿Y Catherine Le Monnier?
¿Sabemos algo de ella?
El forense no tiene nada que ver con su desaparición.
¿Cómo que no?
El doctor Manrique reconoce que mató a Enrique Méndez en el hospital.
Sin embargo, niega implicación con el resto de crímenes.
Es probable que la muerte de Enrique Méndez no tenga nada que ver con el caso, que sea un daño colateral.
[Leduc] Me temo que va a tener que volver al hospital a trabajar con Victor.
El asesino, o asesinos, sigue suelto.
[Casas] ¿Ha conseguido que Ginés Castillo le cuente algo relevante sobre el caso?
Nada.
Comisaria, está ahí la mujer del forense.
Preferiría hablar con ella a solas.
Gracias.
Usted dirá, comisaria.
Lamento tener que importunarla a estas horas, pero tenemos unas preguntas sobre su marido.
Dígame.
Necesitamos corroborar cierta información.
¿Se encuentra bien?
¿Quiere agua o....?
No, estoy bien.
Terminemos esto cuanto antes, por favor.
-Muy bien, su marido... -Por poco tiempo.
Ya está en manos de mis abogados, pero puede llamarle como quiera.
El señor Manrique nos dijo que el día que secuestraron a la psiquiatra Sara Guzmán, se encontraba en casa con usted.
-¿Es cierto?
-Sí.
-¿Está segura?
-Completamente, hablamos de ello al día siguiente.
¿Y tres días más tarde, el 13 por la mañana?
Dice que estaba acompañando a su hija que estaba enferma.
Parece que por una vez ha dicho la verdad.
¿Me va a decir qué se trae entre manos, comisaria?
Mi marido es un sinvergüenza, pero no creo que haya hecho nada a esas mujeres.
Puede que no, pero acaba de confesar el asesinato de Enrique Méndez.
El marido de su amante.
¿Cómo?
Lo siento mucho.
¿Algo más?
No.
[suena música tensa] ¡Elena!
¡Elena!
¡Por favor, escúchame!
¿Cómo has podido?
Estás loco.
[Miguel] Fue un accidente, tienes que creerme, por favor.
Elena.
¡Elena!
Elena, por favor... Llévenselo.
¿Podemos hablar un momento?
Ya hemos hablado suficiente.
¿Qué haces?
Hablar.
No pienso hablar con un troglodita.
Siento haberte gritado antes, pero casi te matan, Belén, y no me lo habría perdonado en la vida.
Yo también siento haber hecho lo que hice.
casi lo estropeo todo.
Me importa una mierda eso.
Ya.
Lo siento, de verdad.
No me pidas perdón.
Si yo no te pido perdón por eso.
¿Y entonces?
Por esto.
Lo siento, es muy poco profesional.
Tú no sabes lo que es ser poco profesional.
[suena música tranquila] [Leduc] Comisario.
¿Es su forma de hacer las paces?
Ha sido una noche larga.
Tenemos que mantenernos bien despiertos hasta averiguar quién está detrás de todo esto.
Hemos resuelto una parte del rompecabezas, queda la más importante: saber dónde está Catherine Le Monnier.
[golpes en la puerta] Comisario, comisaria, comisarios, creo que deberían de ver esto.
¿Qué pasa?
¿Se acuerdan de la cartera de Isabel Freire?
¿Ha aparecido?
Pues sorpresa.
[Vidal] La trajeron un padre y su hijo, la encontraron en el río.
Nos estamos cargando el medio ambiente, comisario.
Al estar en la orilla, hay una parte del cuero que ha resistido el efecto del agua, así que he podido conseguir y contrastar varias huellas que son previsiblemente de Isabel Freire y de su entorno más cercano, pero necesitaría un rato para cotejarlo con nuestro archivo.
Bien, avísenos en cuanto encuentre algo.
¿Hmm?
Ahora ella está al mando.
Hágale caso.
Comisario, ¿todo bien?
Y no me digas que sí, porque es evidente que ha pasado algo.
Solo ha habido un cambio de planes, nada más.
Has perdido el control del caso, no me parece solo un cambio de planes.
Era eso o dejar que Vidal y Víctor vayan a la cárcel.
Yo a eso lo llamo chantaje.
Hay que saber adaptarse, yo lo llamo: segunda oportunidad.
Está bien, ella puede ser la nueva jefa, pero yo solo respondo ante ti.
[suena música de suspenso] [Leduc] Ahora mismo, estamos buscando huellas que nos lleven hacia la personas que se deshizo de la cartera.
En cuanto tengamos noticias, Vidal se lo comunicará.
Para servirle a Dios y a ustedes.
Mientras, vuelvan al hospital y mantengan los ojos bien abiertos.
Puede que hayamos encontrado al responsable de la muerte de Enrique Méndez, pero el asesino de Isabel Freire sigue libre y Catherine Le Monnier continúa desaparecida.
Y por favor, espero que los últimos errores cometidos... Por ambas partes.
[Leduc] ...no afecten su investigación.
En el hospital tienen que trabajar hombro con hombro, la investigación es lo primero, así que olvídense del pasado.
Está todo olvidado.
No tiene de qué preocuparse, quien tiene un amigo, tiene un tesoro.
"Un tesoro".
"Un tesoro" los cojones.
Sois unos inútiles.
Y vosotros unos traidores.
No sé qué es peor.
Yo cumplo órdenes, esté o no de acuerdo con ella.
Escúchame bien, porque lo voy a decir solo una vez.
Lo siento, metí la pata y tú lo has pagado.
Si quieres odiarme toda tu vida, estás en tu derecho.
La prioridad ahora es el caso.
Alain, ya estás aquí.
Otro afectado por la incompetencia de la policía española.
Ni tanto.
-[Víctor] Hasta ahora.
-[Alain] Sí.
[suena música de suspenso] Daniel, ¿te has enterado de lo de Miguel?
No se ha hablado de otra cosa.
Acabo de policía, al parecer mató al marido de Isabel pero no tiene que ver con la muerte de ella ni con lo que le pasó a Sara.
No jodas, y si no ha sido él, ¿quién?
Hasta que no cojan al culpable, todos estamos en peligro.
La policía no para de sacar basura, es cuestión de tiempo de que descubran la nuestra.
[Gorka] Muy buenos días, Belén.
Buenos días.
¿Qué tal ayer?
¿Todo bien?
Perfectamente, como siempre.
Gorka, voy a ver a Sara, ¿te vienes?
Voy contigo.
[suena música de suspenso] ¿Puedo salir de aquí ya?
¿Quieres que te hable como tu amiga o como tu médico?
¿Cuál de las dos me daría el alta?
Estás mejor, Sara.
¿Pero?
Pero has pasado una experiencia horrible y yo creo que necesitas descansar.
Además, aquí estás protegida.
Yo te lo agradezco, pero ¿sabes lo que necesito?
Volver a trabajar, recuperar un poco la normalidad y superar todo esto.
Perdona que me meta, pero mientras el asesino siga libre, ninguno vamos a recuperar la normalidad.
Puede que no sea un plan perfecto, pero es mejor que estar aquí todo el día encerrados.
No tener un policía en la puerta de mi habitación también puede ayudarme bastante.
Y aún así, sigues estando en peligro.
A ti también te han atacado y no veo que lleves escolta.
Si el queso llevó a Sara tiene dos dedos de frente, no creo que lo vuelva a intentar.
Bueno, eso es mucho presumir, pero vamos, que es cosa de la policía.
Yo, por mi parte, no tengo más motivos para tenerte aquí.
¿Podemos irnos ya?
En cuanto tramite el alta.
Gracias por todo.
Vamos.
[suena música tranquila] Ya puedo yo, ya puedo yo.
[Gorka] Puedes cambiarte aquí, ¿no?
Necesito tiempo.
[suena música dramática] Sara, sé que lo que has pasado es horrible, es una mierda y siento no haber estado ahí para poder ayudarte, pero no puedes martirizarme así, no es justo.
[Sara] Gorka, por favor, deja de hacerte la víctima.
[Gorka] No, no me hago la víctima.
¡Eres tú la que me hace sentir culpable, joder!
Yo solo quiero que las cosas vuelvan a ser como antes.
-[Sara] ¿Como antes?
-Sí, como antes.
Sara, eres psiquiatra, sabes que la gente supera este tipo de cosas y vuelve a su vida normal.
¿Quieres seguir toda tu vida atormentada por lo que pudo haber pasado en ese foso?
[suspiro] Sara.
Tengo miedo.
Todo va a ir bien.
Te quiero.
[suena música tranquila] No tenías que haberle dado el alta.
No tengo motivos médicos para retenerla aquí más tiempo.
Podrías habértelos inventado.
Mira, puede que esté colaborando con vosotros, pero mientras trabaje aquí, mis pacientes son lo primero.
-¿Ah, sí?
-Sí.
Pensaba que después de lo de anoche, pues, tus prioridades habían cambiado.
Pues a lo mejor vas a tener que rebajar un poquito tus expectativas.
¿Ajá?
Vas a tener que esforzarte un poquito más para eso.
-¿Ah, sí?
-Sí.
Mira, ha venido Alain.
-Anda.
-[Yagüe] Alain.
-[Alain] Hey.
-[Yagüe] Me alegra de que todo haya ido bien.
Bueno, soy inocente, ¿eh?
No tengo la menor duda, pero vamos, que, que no debe ser fácil pasar por el calabozo, ¿no?
No, no ha sido fácil, pero lo que me preocupaba es que la gente me mirara de forma diferente.
Ah, la gente no debería importarte.
Cuando digo gente, la gente que me importa, como tú.
Ya sabes lo que dicen de los presidarios, en cuanto salen, no quieren desaprovechar ni un minuto de la vida.
[risa] Belén, ¿por qué, por qué no me llamas y... nos tomamos algo cuando acabes tu turno?
Eh, te lo agradezco, pero... [Alain] "Pero...".
Mejor hablamos en otro momento, ¿vale?
Muy bien.
¿Te acuerdas de aquellos dibujos animados?
Que había una mofeta francesa muy muy pesada que intentaba ligar con una gatita, ¿cómo se llama?
Muy gracioso.
Si aceptas un consejo, yo no seguiría por ahí con Belén.
¿Por qué?
Porque si tu táctica para ganarte su confianza es seducirla, no sigas por ahí que han pasado cosas.
¿Cosas?
Ese tipo de cosas.
Enhorabuena.
Doña Adela.
Doctor Julliard, siento mucho lo ocurrido.
Entre las víctimas de ese miserable y las de la policía, me paso la vida compadeciendo a los empleados de este hospital.
No se preocupe, ya, ya está todo aclarado.
Por suerte.
Pero no resulta plato de buen gusto que te culpen de algo así, ni qué decir tienes si quieres tomarte unos días libres.
No, no, no hace falta, gracias.
Me alegro.
Si quieres que te ayude en algo, no tienes más que decírmelo.
En realidad, soy, soy yo quien quiere ayudarle a usted.
¿A mí?
Es importante, eh, mejor en privado.
Tengo una reunión con la junta de accionistas.
Si quieres, pásate por mi despacho luego.
Muy bien.
[timbre de teléfono] ¿Sí?
[suena música tranquila] Tenemos las huellas de la cartera de Isabel Freire.
Muchas son suyas, otras de su entorno más cercano y una, esta, de un desconocido.
¿Podría ser de Ginés Castillo o de Miguel Manrique?
No.
Las hemos cotejado, no son de ellos.
¿Y del hombre que encontró la cartera?
[Natalia] Ni suyas ni de su hijo.
He estado buscando también en el SAID.
Es la base de datos donde se encuentran las huellas de todas las personas con antecedentes en España.
Sé lo que es el SAID.
¿Y?
Nada de nada.
Entonces, la huella podría ser del que se deshizo de la cartera.
Quizás deberías de ampliar el registro de huellas del círculo de Isabel Freire.
Eso incluye a sus compañeros de trabajo, si no le parece mal.
No, no me parece mal.
Consigan las huellas de los trabajadores del hospital.
¿Y por qué no vamos allí y se las pedimos nosotros?
Porque necesitaríamos una orden judicial, porque no todos estarían dispuestos a colaborar y porque no tenemos tiempo, Vidal.
Pensaba que quería hacer las cosas bien.
Una cosa es tomar un pequeño atajo y otra lo que hicieron sus hombres, comisario.
Lo que usted llama un atajo, yo lo llamo carril de aceleración.
Pues tenga cuidado con sus carriles o acabará atropellado.
Perfecto, pero ¿cómo vamos a conseguir tantas huellas en tan poco tiempo?
Puede que los franceses tengaís más clase, más dinero, más saber estar, pero hay algo en lo que nosotros somos expertos.
¿En la siesta?
En la picaresca española.
[suena música de suspenso] ¿Sí?
¿Es mal momento?
No, no, pasa.
Dime.
Verá, eh... coincidí en los calabozos con Ginés Castillo.
Menos mal que la policía le ha parado los pies.
Me mandó un mensaje para usted.
Me dijo algo así como que... si usted no lo ayudaba, llevaría a la policía al jardín.
¿Qué jardín?
No sé, pensé que para usted tendría sentido.
Es un asesino y está desesperado, no deberías darle la más mínima importancia.
¿Seguro?
Si, si ese hombre está amenazándola, me gustaría ayudarla.
Eres muy amable, pero Ginés va a ir a la cárcel.
Ese miserable ya no es una amenaza para nadie.
De todas formas, gracias, doctor Julliard.
No, no hay de qué.
[suena música tensa] Ginés amenaza con contarlo todo.
Lo sé.
Sigo creyendo que no será capaz.
Pero de todas formas tenemos que estar prevenidos.
Ve al jardín y deshazte de todo.
Ahora.
Ve al jardín y deshazte de todo, ahora.
[suena música de suspenso] Merde.
[Alain] Hablaba con Marcos Lara, el enfermero.
Sea lo que sea, parece que los tres son cómplices.
Búsquele, que no se le escape.
Comisaria, tenemos los resultados.
Las coincidencias entre las huellas es de un 95%, no hay duda, se trata de la persona que estábamos buscando.
La jefa de enfermeras.
[marcación telefónica] ¿Vidal?
Lidia Abad, tráigala cuanto antes.
-Oiga, enfermera.
-¿Sí?
Eh, me gustaría hablar un buen rato con usted.
¿Conmigo?
Claro, si quiere, vamos a la sala de espera para estar más tranquilos.
No se ofenda, pero estoy casado, hmm.
Había pensado mejor en comisaría.
¿En comisaría?
¿Por qué?
¿Qué pasa?
Nos gustaría hacerle unas preguntas, ya sabe, lo normal.
Muy bien, pues, si me da un minuto.
Eh, eh, oiga, ¿a dónde se cree que va?
A cambiarme, no pretenderá que vaya con el uniforme.
Está bien, pero dése prisa.
[timbre telefónico] Comisario.
Sí, estaba en el hospital.
No, no, no ha sospechado.
Vamos para allá ahora mismo.
Oiga, señora, que no tenemos todo el día.
Enfermera, ¿le queda mucho?
Enfermera, voy a entrar.
¡La madre que le parió!
[timbre telefónico] Dime, Vidal.
Busca a Víctor.
Tenemos que encontrar a Lidia Abad.
No, ahora mismo no puedo.
[Vidal] No puedes mis cojones.
La huella de la cartera era suya.
Pudo haber tocado la cartera, ¿y qué?
Sí, y por eso acaba de escaparse, ¿no, listillo?
¡Os necesito ya!
[suena música de suspenso] Víctor, hay que buscar a Lidia Abad, rápido.
Mercedes, eh, ¿has visto a Lidia?
No, ¿por?
¿Ha visto a Lidia Abad, la jefa de enfermeras?
No.
¿Está segura?
¿No ha salido por aquí?
Lo siento, no la he visto.
Necesito unas muestras, si la ves, avísame, por favor.
Vale.
[suena música de suspenso] -Vidal.
-[Vidal] ¿Sí?
La tengo.
[Vidal] ¿Dónde está?
Acaba de salir del antequirófano.
Bien hecho, voy para allá.
-Rafi, ¡soy yo!
-[Rafi] ¿Qué quieres?
¡La policía viene por mí!
¿Qué dices?
[susurrando] Van a detenerme.
Sal, sal de ahí, escápate.
Cuando descubran lo de Catherine, van a ir a por ti.
Te quiero, cariño, cuidado.
[Vidal] Ni lo piense.
Vaya carrerita me ha echado, señora, ¿dónde se supone que va tan deprisa, eh?
¡Mierda!
[suena música de suspenso] [Leduc] ¿Lo reconoce?
No creerán que yo he podido hacerle nada a Isabel.
No hemos dicho nada de Isabel.
[Alain] Víctor, aquí hay algo.
[Víctor] El collar de Catherine Le Monnier.
[Casas] ¿Recuerda haberle visto durante su secuestro?
No.
¿Has sabido algo de Marcos, el enfermero?
[Alain] Nada, no ha vuelto aún.
[Leduc] Tenemos que averiguar qué esconden Ginés Castillo y la directora.
[Adela] Vuelve cuando puedas y deshazte de todo cuanto antes.
No quiero que quede ningún rastro.
No se preocupe.
Usted parece que lo hace más por salvar su puesto que por otra cosa.
Si alguien ha hecho algo por salvar puestos, ese es su padre.
Que él también sea un egoísta, no lo convierte a usted en mejor persona.
Deberíamos trabajar con los españoles, no en contra.
Avisaremos a los españoles cuando llegue el momento.
Hasta entonces, no pierda de vista a Marcos Lara y no quiero que nadie más lo sepa.
¡Quiero hablar con él!
Eso es imposible.
Sabe perfectamente que para mi familia nada es imposible.
[Leduc] ¡Señora Le Monnier!
¡Eres un hijo de puta!
[motor acelera] [Casas] ¡Alto!
¡Alto!
[Vidal] ¡Un médico!
Yo maté a Catherine.
[suena música de suspenso]
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